Mandos grasientos, patatas fritas, refrescos y una higiene deplorable, estos clichés aún pegados a la piel del geek son barridos por estudios serios realizados sobre la relación entre jugador y videojuego. Este nuevo ejercicio demuestra incluso que, por el contrario, los jugadores respetan su estilo de vida saludable.
La imagen del friki con la camiseta manchada, lata de refresco en mano
Hay todo tipo de ideas preconcebidas sobre el impacto de los videojuegos en los jugadores. Los controvertidos comentarios del presidente francés Emmanuel Macron ilustran perfectamente el ejemplo. La violencia en particular. A finales de junio, durante el período de disturbios tras la muerte de Nahel a manos de un policía, el presidente francés acusó a los videojuegos de ser los responsables. Aunque recientemente volvió a estas declaraciones precisando que «los códigos de los videojuegos habían sido utilizados por delincuentes para banalizar la violencia en las redes sociales. Es esta violencia la que condeno, no los videojuegos» y que considera que «los videojuegos son una oportunidad». para España, para nuestra juventud y su futuro, para nuestros empleos y nuestra economía», este intento de apagar el fuego no tuvo éxito en la comunidad, y reclama sobre la alfombra estos clichés arcaicos repetidos durante muchos años.
Además de la violencia, los prejuicios contra los jugadores también se materializan a través de una mala alimentación, la falta de ejercicio físico o daños a la salud mental. Todos tenemos la imagen del jugador, refresco y pizza en mano. Sin embargo, varios estudios tienden a demostrar que se trata de un error de juicio de un medio de comunicación aún incomprendido por algunos.
sin fichas durante la sesión
Un estudio reciente realizado entre 270 jugadores portugueses de entre 18 y 60 años que afirmaron haber jugado al menos siete horas a la semana durante el último mes no sólo desmiente esta lista de prejuicios, sino que demuestra que, por el contrario, los aficionados a los videojuegos se preocupan por ellos. Se les entregó un cuestionario sobre su estilo de vida diario. Preguntas relativas a la práctica de actividad física, la calidad del sueño, la salud mental o incluso la alimentación diaria.
Después de recolectar su muestra, los investigadores notaron que la gran mayoría de los “conejillos de indias” no comieron durante su sesión. Además, la práctica de actividad física regular se observa en el 63,8% de los jugadores. En cuanto al estudio de salud mental, la mitad refirió bienestar psicológico. Los responsables de la encuesta también observaron que la adicción a los juegos estaba muy poco presente entre los encuestados. Así, sólo el 2% de ellos entran en la categoría de práctica problemática de esta actividad de ocio.
“Esperábamos más”
Por el contrario, el 66,3% refirió mala calidad del sueño. Si la mitad afirma tener una buena salud mental, la otra mitad, por el contrario, padece una mala salud psicológica. Pero nada indica que estos trastornos estén relacionados con los videojuegos. De hecho, existen muchos factores que conducen a una mala salud mental (entorno social, depresión, estrés, acontecimientos de la vida).
Los investigadores admitieron a PsyPost que esperaban más problemas: “Esperábamos más. Pero la mayoría de nuestros participantes no eran adictos y llevaban una vida equilibrada entre los juegos y la actividad física”.
Evidentemente, de un país a otro las cifras evidentemente no serían las mismas. Un estudio realizado en Japón o Estados Unidos quizás no arrojaría el mismo resultado. Pero el trabajo publicado en la revista Computers in Human Behaviour aún subraya que aún quedan muchos otros estudios por realizar sobre el tema para comprender la relación jugador-videojuego.